En plena pandemia y bajo estrictos protocolos, para no dejar pasar la oportunidad para reivindicar antiguas creencias se llevó a cabo una representación simbólica, con platos típicos y mesa de frutas tropicales en Casa Molinas. Actuó además el elenco municipal “Corrientes Norte”.
Cada 1º de octubre, en toda la región se tiene en cuenta una antigua tradición; la llegada del Karaí Octubre o “señor de la miseria” como también se lo denomina, su misión es de supervisar si en las casas hay suficiente comida y convidar a los vecinos.
Según cuenta la leyenda, en el mes de octubre para los campesinos, las reservas de alimentos se encuentran casi agotadas y recién empieza la temporada de cosecha. Para ello el 1º de octubre se preparan alimentos que representen abundancia y poder compartirlo. Su desaprobación puede resultar un año de maldición sobre la familia y sus cultivos.
Por ello, desde la Municipalidad y para ahuyentar todos los males se realizó una representación simbólica del Karaí octubre en Casa Molinas con música y alimentos autóctonos. Bajo estrictos protocolos se presentó el elenco municipal “Corrientes Norte” frente a una mesa repleta de frutas y con platos típicos.
“Estamos reviviendo de una manera muy especial este primero de octubre para mantener pese a estar en un contexto de emergencia nuestras tradiciones y poder acercar parte de nuestra cultura a los correntinos”, señaló el Secretario de Turismo, Cultura y Deportes, Juan Esteban Maldonado Yonna.
En tanto, el subsecretario de Cultura, José Sand aseveró: “Celebramos la llegada del Karaí porque consideramos que a todas nuestras celebraciones debemos ponerlas en valor para transmitir a todos los vecinos y de generación en generación lo importante de nuestras tradiciones, que habla un poco de los correntinos por ello decidimos avanzar con esta actividad que forma parte de una planificación sobre fortalecimiento de fiestas populares”.
“En un año especial frente a esta pandemia hoy nos visita el duende para ver que celebramos su día con comida y entonces así no nos castiga; según la tradición el duende (Karai) persigue a los responsables del grupo familiar para castigarlos con su guacha y enloquecerlos con fuertes silbidos, por no haber previsto el alimento durante los meses de pobreza–miseria y penurias. Si había una mesa repleta de alimentos pasaba de largo y no había pobreza ni castigo en uno de los considerados meses más largos para las cosechas”, explicó por su parte, la responsable de Casa Molinas, Marisa Duarte.